por Drª Anna Paula - Fisioterapeuta Estética
Es recomendable que uno esté bien hidratado antes de la sesión pues le será más fácil para el masajista manipular los músculos y tejidos blandos. Después del masaje también es muy importante consumir agua, pues irá ayudar los riñones y otros órganos a asimilar nutrientes y eliminar toxinas que se mueven en el cuerpo.
Durante un buen masaje los músculos son estimulados, la circulación es aumentada en todo el cuerpo y el agua, sal y toxinas son liberados a partir de tejidos. Si el cuerpo no está debidamente hidratado, no hay condiciones favorables para que los materiales de residuos de los tejidos se muevan adecuadamente. El masaje deshidrata el cuerpo a través del desplazamiento de los fluidos en los espacios intersticiales. Él actúa como una especie de esponja que es exprimida. Es necesario adicionar más agua en la esponja para que se vuelva suave y flexible de nuevo. Si no se toma agua suficiente, los músculos quedan más duros y doloridos y esto irá quitar muchos de los beneficios del masaje.
De acuerdo con una encuesta realizada en 1996 a una serie de clientes que regularmente recibían sesiones de masajes, el 98% aseguraba que los masajes les ayudaban a reducir el estrés que producía el trabajo diario; el 92% decía que aumentaba la motivación, la productividad y el estado de alerta; el 83% lo utilizaba para algunos problemas para los cuales la ayuda médica no era necesaria; y el 66% afirmaba que les había ayudado a seguir con el trabajo en aquellos días en los cuales se encontraban tan especialmente cansados que habrían terminado yéndose a casa.
Recientes estudios demuestran que cada vez más gente se decide por un masaje, ya sean jóvenes, adultos o ancianos. Cada vez más personas están comprobando los beneficios del masaje. Un periodista del diario americano Chicago Tribune comparaba la importancia del masaje en cualquier persona con la importancia que tiene para mantener un coche a punto una revisión periódica. El masaje debe ser una parte importante del cuidado de tu salud. También hay una tendencia creciente a ofrecer masajes en el lugar de trabajo. Utilizado el masaje como arma contra el estrés, se sabe que mejora la productividad y reduce el absentismo de los empleados. Uno de los hallazgos más importantes ha sido ver que la manipulación del cuerpo estimula el sistema inmune. El 60% del cuerpo humano es agua. El sistema circulatorio y linfático son la clave para llevar nutrientes a las células y para eliminar los desechos. La reparación de los tejidos depende, en parte, de estos fluidos que llevan las nuevas células a su destino y que eliminan las viejas. Cuando ocurre una infección, el ejército inmunológico (los macrófagos) también viaja por estas vías circulatorias para atacar a los invasores. Diversos estudios han concluido que el masaje es capaz de estimular el funcionamiento del sistema inmune, que aumenta el número de glóbulos blancos circulantes, que activa las células natural killers (NK), que reduce la ansiedad y que aumenta los niveles de cortisol (un marcador utilizado habitualmente para medir el estrés).
El primer estudio que encontró esta relación se realizó en el Touch Research Institute en 1996 con un grupo de 29 enfermos con sida. Recibieron un masaje diario de 45 minutos durante un mes, y la mayoría de ellos experimentó un aumento del número y de la actividad de las células NK. Además, los pacientes rebajaron el estrés, la ansiedad, y aumentaron los niveles de serotonina. En otro estudio realizado con pacientes con cáncer de mama a las que se les dio un masaje tres veces a la semana durante cinco semanas, se observó una mejora similar de su sistema inmune. Otros muchos estudios están todavía en marcha, desvelando los mecanismos por los que el masaje cura, algo que, por otro lado, se sabía desde hace miles de años.